La foto de un lagarto en la cárcel de Santo Domingo se difundió en redes sociales. Supuestamente el reptil se encontraba en el poder de un PPL. Pero la verdad de la historia, es que el lagarto se encontraba en el patrullero de los policías, quienes horas antes de ir en apoyo a la masacre del día lunes, fue entregado a los uniformados para ser rescatado.
La información, que es falsa, incluye la foto de un lagarto en un patrullero, justo en la cárcel de Santo Domingo.
Todo comenzó en el cantón El Carmen, de Manabí cuando rescataron un lagarto en una zona rural y al día siguiente lo entregaron a los policías de Santo Domingo para que trasladaron al animal a un lugar seguro.

El patrullero, que trasladaba el lagarto, llegó a la cárcel para apoyar en los operativos de emergencia durante la masacre. Esa es la información que las autoridades dieron a conocer, pues se dio el reporte de que reptil habría sido encontrado en poder de los presos.
Tras una llamada de alerta donde reportaban la presencia de un lagarto, uniformados del Cuerpo de Bomberos de El Carmen se trasladó el pasado lunes al kilómetro 1 de la vía al sitio Venado, para capturarlo y ponerlo a buen recaudo.
Antonio García, del Cuerpo de Bomberos de El Carmen, dijo que él y sus compañeros fueron al rescate del animal, aproximadamente a las 15:00.
Luego de cumplir con la misión, el reptil fue llevado hasta la estación del Cuerpo de Bomberos. Para cumplir con lo establecido en las leyes, la institución se puso en contacto con la Policía de Ambiente para que el animal sea trasladado a su hábitat en un lugar ubicado en la provincia de Santo Domingo.
El lagarto fue entregado al día siguiente, es decir, el martes 10 de mayo, a los agentes policiales de Santo Domingo. Los uniformados utilizaban un patrullero.
Cuando el vehículo de la Policía se dirigía de El Carmen a Santo Domingo, los agentes fueron llamados de urgencia para que se trasladaran directamente al centro carcelario social Bellavista. Ese día se estaba formando un nuevo amotinamiento y se requería apoyo.

Fuente: El Comercio
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